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Un nudo para enlazar textos y contextos

ENTRE ALIADOS Y FUNADOS: TRILOGÍA DE JUEGOS PARA VARONES Y NO VARONES
aleosha eridani

‘Entre aliados y funados’. Una frase que, a mi modo de ver, metaforiza una encrucijada en la que los varones heterocis y la masculinidad hegemónica se encuentran actualmente. Encrucijada en la que también, evidentemente, yo me encuentro junto con amistades, colegas, compañeros y congéneres. ¿Qué podemos y debemos hacer los varones heterocis frente a un movimiento feminista que nos interpela a transformar nuestras creencias, actitudes y acciones, en miras de la erradicación de la violencia de género y hacia la construcción de un horizonte antipatriarcal? Esta es una pregunta inmensa de la cual claramente ni yo ni nadie puede hacerse cargo individualmente. No obstante, es una pregunta que me anima a continuar insistiendo en una lucha política que en su despliegue ofrece nuevas reflexiones y algunas respuestas. Ahora bien, ‘entre aliados y funados’ es una frase que en su formulación misma también esconde una posible apertura. ¿Cuál es el problema que se anida en aquel ‘entre’, en esa grieta que junta y separa a ‘aliados’ y ‘funados’? ¿En qué medida tal grieta cuestiona y subvierte la supuesta dicotomía que la frase supone?

 

Para comprender esta frase es necesario tener en consideración lo ocurrido durante mayo de 2018 en Chile. El llamado Mayo feminista implicó un amplio develamiento de las violencias de género que sufren las mujeres y la diversidad sexual a manos, principalmente, de varones heterocis, lo cual conllevó a la funa masiva y pública de muchos de ellos. Así también, de manera paralela, varios varones heterocis intentaron encontrar rápidamente un nuevo lugar en este movimiento feminista, distanciándose de los tildados ‘agresores’ para narrarse como ‘deconstruidos’ o ‘nuevas masculinidades’. Este veloz reacomodo, que en muchos casos solo implicó una etiqueta en vez de una transformación profunda, motivó en el movimiento feminista el empleo del término ‘aliado’ para referirse crítica y sarcásticamente a ellos, toda vez que solo buscaban nuevas posiciones de poder. Esto fue tan así que muchos de aquellos ‘aliados’ comenzaron también a ser gravemente ‘funados’. De este modo, considero que hablar de ‘aliados y funados’ implica visibilizar dos posiciones opuestas sólo en apariencia, que más bien reflejan los movimientos de una masculinidad en crisis, que agoniza socialmente por sus actos cometidos, o que sobrevive con nuevas tácticas cómplices sin cuestionar sus acciones. ¿De qué modo es posible abordar esta crisis en miras de un cuestionamiento y una erradicación de esta masculinidad hegemónica?

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